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La intensa vida emocional en las personas con altas capacidades

¿A qué se debe la intensa vida emocional de nuestros hijos? ¿Cómo acompañar su vida emocional? ¿Tenemos que ponernos las pilas y aprender de emociones cuando en general nadie nos ha enseñado? Hablamos de todos estos temas con Mónica Cerrada, psicóloga experta en el acompañamiento de familias con peques con altas capacidades y responsable del proyecto SLOW Psicología. Podéis contactar con ella en hola@slowpsicologia.com o a través de su página de LinkedIn.



 -    En una entrevista anterior decías que "si llegamos a aceptar de una manera incondicional que un rasgo muy común entre los peques de altas capacidades intelectuales es el de la alta emocionalidad, si llegamos a abrazar esta singularidad de su condición, podremos acompañarles en el camino de la emocionalidad que viven". Empecemos enmarcando: ¿a qué se debe esta alta emocionalidad en peques con altas capacidades?

 

 

En primer lugar, cabe destacar que, a día de hoy, ya se puede confirmar una configuración física diferencial en los cerebros de nuestros peques con ACI gracias al desarrollo de técnicas de neuroimagen  como la tomografía por emisión de positrones (PET), la resonancia magnética (RM), el electroencefalograma (EEG) o los potenciales evocados; es decir, sus cerebros son diferentes físicamente.

 

De hecho, tal como explica Sastre-Riba (Rev Reurol 2008) aquí “la investigación muestra que superdotación y talento tienen funcionamientos distintos respecto de la capacidad intelectual media, no solo a nivel cuantitativo (mayor número de recursos intelectuales o información) sino también cualitativo (gestión de los recursos y de la información)”. 

 

En relación a esta base neurológica diferencial, se ha documentado en diversos estudios cómo un cerebro con alta capacidad actúa con mayor plasticidad y eficiencia neural, mayor intercontectividad y diferencias en la citoarquitectura, lo que implica también un pensamiento multimodal que les hace más sensibles a la estimulación, mayor captación multisensorial y una gestión de los estímulos a nivel sensorial diverso.

 

 

Es decir, podríamos decir que no solo piensan de manera distinta a la del resto de peques, sino que además sienten de forma diferente, a menudo más intensa, sensible y profunda, desde edades muy tempranas.

El psicólogo y psiquiatra polaco Dabrowski (1902-1980) nos dio un marco para entender dichas características en la población de peques con altas capacidades intelectuales identificando lo que llamó “sobreexcitabilidades”, distinguiendo cinco principales: psicomotora, sensorial (conciencia elevada de los 5 sentidos), intelectual, imaginativa y emocional.

Coincidente en gran parte con esta última sobreexcitabilidad, aunque no al 100%, lleva profundizado la Dra. Elaine Aron desde 1991 y la acuña como “alta sensibilidad” (PAS, persona altamente sensible)  https://hsperson.com/ 

 

Así pues, suele ser muy frecuente que las familias nos consultan sobre situaciones cotidianas que viven con sus hijos/as con altas capacidades intelectuales en las que responden con gran reactividad emocional, de manera más intensa, desproporcionada o incluso explosiva, generándose a menudo un clima de estrés familiar.

 

Es importante tener en cuenta que la alta emocionalidad en los peques con altas capacidades intelectuales no es necesariamente algo negativo. De hecho, esta sensibilidad emocional puede ser una característica positiva que les permite relacionarse con los demás de manera más empática, además de ser más creativos.

 

 

-    ¿Por qué es tan importante como padres y madres de peques con altas capacidades que sepamos de emocionalidad? ¿Qué implica esto en el bienestar y salud de nuestros peques?

 

 

Es importante que como padres y educadores de peques con altas capacidades intelectuales comprendamos y apoyemos su sensibilidad emocional, brindándoles las herramientas y el apoyo necesario para aprender a manejar sus emociones de manera saludable y constructiva ya que esto jugará un papel crucial en su bienestar y salud emocional; es decir, en su inteligencia emocional.

 

Esto puede incluir enseñarles habilidades de regulación emocional, fomentar un ambiente emocionalmente seguro y alentador, y brindarles espacios en nuestros hogares y en sus aulas para expresar y procesar sus emociones de manera adecuada (sin faltarse el respeto a sí mismos, a los demás o al entorno).

 

Dicha inteligencia emocional es clave para ayudar a nuestros hijos a relacionarse de manera positiva con los demás, ayudándoles a manejar conflictos de forma constructiva y a desarrollar una autoestima saludable. Si no les diésemos estas herramientas tan necesarias para reconocer, comprender, gestionar y autorregular sus emociones, podrían correr el riesgo de tener dificultades en sus relaciones interpersonales, de sufrir bullying sin haber sido capaces de interpretar las señales previas, enfrentar problemas de comportamiento o tomar decisiones equivocadas desde el impulso.

 

Yo diría que conocer y trabajar la inteligencia emocional de nuestros hijos con altas capacidades intelectuales y, por supuesto, la nuestra propia, es esencial para su bienestar emocional, social y mental ya que nos permite ayudarles a hacer frente a las exigencias del mundo, a sacar el mejor partido de sus habilidades y a desarrollar todo su potencial de manera equilibrada y saludable.

 

 

-    ¿Es la educación emocional una asignatura pendiente como sociedad y en los hogares? ¿Por qué?

 

Evidentemente sí.

Venimos de estilos de crianza poco respetuosos con las necesidades emocionales infantiles, donde el autoritarismo era el modo más habitual de relacionarse con la infancia.

De ahí que no hayamos tenido una adecuada “alfabetización emocional” y sigamos arrastrando esta herencia a día de hoy.

Como ya he dicho, la educación emocional en los hogares juega un papel crucial en el bienestar y  la salud de nuestros hijos e hijas en varios aspectos:

1.     

2.    Identificación y percepción emocional, ayudándoles a identificar las emociones propias y de los demás.

3.     

4.    Gestión de emociones: una adecuada educación emocional les permite reconocer, nombrar, comprender, regular y expresar sus emociones de manera más efectiva.

5.    Esto puede ayudarles a manejar situaciones de estrés, tristeza y otras emociones incómodas de una manera más saludable y armónica para su sistema nervioso, lo que les permitirá afrontar los desafíos de la vida de manera más armónica con ellos mismos y con su entorno.

6.     

7.    Relaciones interpersonales: una adecuada educación emocional les ayudará a desarrollar habilidades sociales tales como la empatía, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos. Esto les ayudará a establecer relaciones saludables y significativas con los demás, contribuyendo, como decíamos, a su bienestar emocional y mental.

8.     

9.    Toma de decisiones: les ayudaremos a tomar decisiones conscientes y equilibradas, teniendo en cuenta sus propias emociones y las de los demás. Esto les permite detenerse, evaluar y decidir evitar potenciales situaciones de riesgo y/o dañinas para su salud y bienestar emocional.

10. 

11.Resiliencia: con nuestra ayuda y una adecuada educación emocional les ayudaremos a superar los desafíos y adversidades de la vida con mayor fortaleza y capacidad de recuperación. Esto les permitirá adaptarse a las situaciones difíciles y seguir adelante con una actitud proactiva y con autoconfianza.

 

 -    Si no hemos sido alfabetizados en la emocionalidad, ¿qué primeros pasos podríamos dar para empezar a hacerlo nosotras o nosotros mismos?

 

Yo diría que podemos empezar por utilizar estrategias concretas que nos van a servir para ser modelo de lo que queremos incorporar en ellos y ellas.

 

Me atrevería a decir que como adultos al cargo tenemos la responsabilidad de hacernos un autoexamen y reconocer cuál es nuestro punto de partida para, día a día, ir incorporando un conjunto de herramientas emocionales que nos sirvan para ser modelos positivos de aquello que queremos modelar en nuestros hijos e hijas desde que nacen.

 

Tenemos la obligación de ser modelos emocionalmente inteligentes, de tal forma que seamos capaces de expresar y manejar nuestras propias emociones de manera saludable y constructiva.Esto incluiría hablar abiertamente sobre las emociones, identificando, nombrando, validando y expresando los sentimientos y emociones de los niños y niñas, así como mostrando empatía  animándoles a pensar cómo se han podido sentir los otros ante una situación determinada.

 

También es importante brindarles estrategias para gestionar sus emociones de forma adecuada a las circunstancias, dando estrategias como la identificación de señales corporales, la respiración consciente, la atención plena o el movimiento y la práctica de actividades físicas para rebajar la activación corporal.

 

Sería interesante que incorporásemos en nuestro repertorio emocional habilidades de resolución de problemas siendo ejemplo en nuestros conflictos de una adecuada y constructiva manera de comunicarnos con los demás, lo que les permitirá a ellos en un futuro manejar mejor las situaciones emocionalmente complicadas.

 

Por último, sería muy interesante que fomentásemos en nosotros, y por extensión en nuestros pequeños, la reflexión y la autoconciencia animando a los niños a reflexionar sobre sus propias emociones, pensamientos y comportamientos. Esto les ayudará a entenderse mejor a sí mismos y a tomar decisiones más conscientes y acertadas.

 

-    ¿Cómo podemos incorporar de una manera fluida la idea de hablar de emociones con nuestros hijos en el día a día?

 

Hablando nosotros mismos de nuestras propias emociones y expresando lo que nos ha generado un comportamiento determinado a nivel emocional.

 

Si disponemos de un adecuado repertorio emocional, podremos trasladar con más naturalidad nuestras emociones.

 

Por supuesto, tendremos que ser capaces de interpretar las señales que nuestro cuerpo emite ante determinadas situaciones y responder adecuadamente a dicha información. Saber descifrar nuestro propio mundo emocional es el primer paso en el acompañamiento a nuestros hijos e hijas en su día a día.

 

Por otro lado, es necesario escuchar sin juicio, preguntar y escuchar con atención, en un espacio adecuado y dedicando el tiempo que merece cada situación, de tal forma que sientan que pueden contar con nosotros.

 

Ante una posible explosión emocional o desregulación, es positivo estar atentos a nuestra propia emocionalidad para no contagiarnos y desplegar estrategias de autorregulación para no contagiarnos, de tal forma que podamos atender las necesidades emocionales de nuestro peque y resonar con su necesidad sin contagiarnos de su expresión inadecuada.

 

Es interesante aprovechar las situaciones cotidianas en el colegio, con sus amigos, ante sus preguntas de curiosidad, para hablar sobre cómo se sienten; validar sus emociones y enseñarles palabras que expresen con precisión sus emociones y sentimientos.

 

 

-    ¿Qué pautas te parecen más importantes para aprender (y enseñarles) a llevar con calma esa emocionalidad tan intensa en la que viven?

 

Como ya hemos trasladado a lo largo del post, una de las pautas más valiosas que tenemos en nuestra mano y absolutamente imprescindible es la del ejemplo.

 

Cuando nosotros nos comportamos como adultos al cargo, atendiendo las necesidades de nuestros peques de forma que se sientan genuinamente acompañados, comprendidos, validados y sostenidos, entonces habremos conseguido recorrer la mayor parte del camino.

 

Además, poner palabras a sus emociones, observar sus comportamientos, interpretar sus necesidades a partir de dichos comportamientos y responder de la manera adecuada a esa necesidad no explicitada desde las palabras, nos ayudará a crear el clima familiar necesario para que haya una comunicación efectiva y de calidad, generándose un espacio seguro.

 

Sería solo en ese espacio de seguridad y no juicio desde donde el acompañamiento de las emociones que vayan surgiendo se podrán acompañar desde la calma y el respeto.

 

 

-    ¿Qué recursos nos podrías recomendar para hablar de emociones con nuestros hijos?

  

Como gran fan de los libros que soy, recomendaría algunos imprescindibles que deberían estar en todos los hogares. Me parece un recurso excepcional puesto que induce mucha reflexión de manera indirecta.

 

 

 

De mayor quiero ser... feliz. ¿Qué hago con mis emociones? (Emociones, valores y hábitos) https://amzn.eu/d/7xUbkg8

 

 

Inventario de necesidades y sentimientos de la Asociación de Comunicación no Violenta

 

 

Por supuesto, si alguien detecta que necesita ayuda, para eso estamos los profesionales de la psicología y las asociaciones como AMACI, que podemos brindar esa ayuda tan necesaria en momentos concretos.

 

 

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